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América Latina “Parques Nacionales en Riesgo”

Por: PLANVETA  |  Domingo 5 de Mayo de 2024

En América Latina, la selva tropical, los glaciares, la patagonia y los mares caribeños enfrentan una crisis ambiental sin precedentes. El cambio climático avanza como un incendio voraz, amenazando la biodiversidad y el equilibrio ecológico.
 



En el corazón de América Latina, donde la selva tropical se extiende como un manto verde y exuberante, y los glaciares dan un color blanco de esperanza, se libra una batalla silenciosa. Los árboles centenarios, las aves multicolores y los ríos serpenteantes son testigos de una crisis ambiental que amenaza su existencia y la de millones de personas.

La urgencia es palpable. La región enfrenta una catástrofe ambiental sin precedentes. La deforestación avanza como un incendio voraz, devorando vastas extensiones de bosques ancestrales. Los científicos advierten que, si no se toman medidas inmediatas, podríamos perder especies únicas y valiosas, así como la estabilidad de todo el sistema ecológico.

Los glaciares andinos, majestuosos y etéreos, también están en peligro. Su hielo ancestral se derrite a un ritmo alarmante debido al cambio climático. Estos glaciares son las fuentes de agua dulce que alimentan los ríos y abastecen a las comunidades locales. Si desaparecen, la vida tal como la conocemos cambiará irrevocablemente.

Los eventos climáticos extremos se han vuelto más frecuentes y violentos. Las sequías prolongadas asolan los campos, dejando a los agricultores sin cosechas. Las inundaciones repentinas arrasan pueblos enteros, dejando a su paso desolación y pérdida. La naturaleza, que antes parecía inmutable, ahora se tambalea bajo el embate de nuestra propia imprudencia.



¿Qué podemos hacer?

La respuesta está en la ciencia y la acción coordinada. Los gobiernos, las organizaciones ambientales y la sociedad civil deben unirse para proteger nuestros ecosistemas. La conservación de áreas naturales, la promoción de prácticas sostenibles y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero son pasos cruciales.



La selva amazónica, el bosque tropical más grande del planeta, enfrenta una crisis de deforestación y degradación que amenaza su biodiversidad y tiene consecuencias globales. La Amazonía, se extiende a través de varios países de América Latina, la selva tropical está luchando por sobrevivir. La deforestación, impulsada por diversas actividades humanas, está despojando a este ecosistema de su rica biodiversidad y alterando su equilibrio natural.

Los informes anuales de Global Forest Watch y la Universidad de Maryland confirman que la Amazonía está perdiendo su cobertura vegetal a un ritmo alarmante. Cuatro de los países amazónicos —Brasil, Bolivia, Perú y Colombia— se encuentran entre los diez principales en términos de pérdida de bosques tropicales primarios durante 2022. La agricultura sin control, la ganadería, la minería de oro y la tala ilegal son algunas de las actividades que están depredando este ecosistema.

Entre 2001 y 2018, se registraron 360,000 kilómetros cuadrados (36 millones de hectáreas) de la selva amazónica bajo algún tipo de degradación. Si incluimos datos sobre sequías extremas, esta cifra aumenta a 2.5 millones de kilómetros cuadrados, lo que representa el 38% de los bosques amazónicos.

En Brasil, la deforestación entre agosto de 2018 y julio de 2019 alcanzó los 9,762 kilómetros cuadrados, un aumento del 29.5% en comparación con el año anterior. Esta pérdida de vegetación es la más alta registrada desde 2008.

Se estima que, para el año 2050, hasta el 47% de la Amazonía podría sufrir deforestación irreversible. Actualmente, el 18% de los bosques amazónicos se ha perdido por completo y un 17% adicional está degradado. La Amazonía no solo es vital para la biodiversidad, sino también para el equilibrio climático global. Su papel en el ciclo del carbono es crucial, ya que almacena grandes cantidades de carbono en su vegetación y suelos.

Los majestuosos Andes, donde la naturaleza se alza en su máxima expresión, los glaciares han experimentado una pérdida dramática en las últimas décadas. Una maravilla natural que alguna vez adornó estas altas montañas, están desvaneciéndose. En un lapso inferior a 50 años, han perdido más del 30% de su área. Esta transformación no solo afecta la majestuosidad de los paisajes andinos, sino que también tiene consecuencias significativas para la vida en la región y más allá.

Desde 1961, los glaciares de nuestro planeta han perdido más de 9.625 gigatoneladas (9,6 billones de toneladas) de hielo. Esta pérdida acelerada ha propiciado un aumento del nivel del mar de 27 milímetros.



Los glaciares andinos tropicales, que abarcan zonas de alta montaña en países como Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador y Bolivia, han sufrido una disminución del 42% de su superficie en los últimos 30 años. Esto equivale a casi la mitad de la extensión de los glaciares tropicales andinos registrados en 1990.
El retroceso de los glaciares no solo afecta la belleza escénica, sino también la disponibilidad de agua dulce. Estas masas de hielo son una fuente vital para el abastecimiento de agua doméstica, la agricultura y la generación de energía hidroeléctrica. La urgencia de la crisis climática se manifiesta en la desaparición de estos glaciares.

La Patagonia, donde la naturaleza se alza en su máxima expresión, los cambios climáticos extremos están dejando su huella. Ese rincón remoto y majestuoso del sur de América, está siendo testigo de transformaciones dramáticas. Sus parques nacionales, sus glaciares y sus vastas extensiones de tierra se ven afectados por el cambio climático de manera inquietante. 
Mega Sequías, la disminución de las precipitaciones en toda la región está llevando a que los ríos sean hilos de agua, los suelos se resequen y la vegetación luche por sobrevivir. Los períodos de sequía se prolongan, afectando la disponibilidad de agua dulce para la vida silvestre, la agricultura y las comunidades humanas.
Derretimiento de los Glaciares, esas masas de hielo eternas que han esculpido el paisaje patagónico durante milenios, están en retirada. Entre 1960 y 2010, la temperatura media en la mayor parte de la región patagónica aumentó entre un 0,5% y un 1% y en la actualidad sigue en aumento. Este calentamiento ha acelerado el derretimiento de los glaciares, lo que tiene consecuencias significativas para el suministro de agua y la estabilidad de los ecosistemas.



Impacto en la Biodiversidad, la flora y fauna autóctonas enfrentan desafíos. La polinización y la reproducción de plantas autóctonas se ven afectadas. Especies como el huemul, un ciervo emblemático de la región, están en peligro debido a la pérdida de hábitat y la alteración de los patrones climáticos. La Patagonia es un tesoro natural y cultural. Su equilibrio ambiental es frágil, y la urgencia de abordar el cambio climático es evidente.

Parques Nacionales del Caribe, donde la naturaleza se despliega en su máxima expresión, se libra una batalla contra los efectos del cambio climático. Las costas del Caribe que adornan cualquier formato de vida natural sufren una amenaza inminente. El aumento del nivel del mar y el calentamiento de los océanos están alterando el delicado equilibrio de estos ecosistemas insulares. Estos pequeños paraísos naturales, que albergan una rica biodiversidad y son refugio de especies únicas, están en peligro.



Según la Oficina Nacional de Océanos y Atmósfera (NOAA), se estima que las costas del Caribe y Estados Unidos experimentarán un aumento de hasta 25 centímetros en los próximos 30 años. Este incremento afectará directamente a los parques nacionales costeros, inundando áreas terrestres y alterando los hábitats marinos. Los océanos del Caribe están absorbiendo el calor generado por el cambio climático. Se prevé que la temperatura en la región aumente en aproximadamente 1.5 grados centígrados para el año 2100. Este calentamiento afecta la salud de los arrecifes de coral, la distribución de las especies marinas y la dinámica de los ecosistemas costeros. Los parques nacionales caribeños albergan una gran diversidad de flora y fauna. Sin embargo, la elevación del nivel del mar amenaza la existencia de hábitats, como manglares y playas, que son esenciales para muchas especies. La acidificación de los océanos también afecta a los organismos marinos, como los corales, que son fundamentales para la salud de los arrecifes y la biodiversidad marina.

La economía local depende en gran medida del turismo y la pesca. El impacto económico por la pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas pueden afectar negativamente los ingresos provenientes de estas actividades. Además, la infraestructura turística y las comunidades costeras enfrentan riesgos debido a la erosión costera y las inundaciones. La conservación de estos tesoros naturales es crucial. La protección de los Parques Nacionales del Caribe no solo es una responsabilidad regional, sino también una contribución vital a la preservación global de la biodiversidad y la estabilidad climática.

La crisis ambiental en América Latina necesita urgente a un llamado a la acción global. Es imperativo que tomemos medidas para proteger estos ecosistemas vitales y luchar contra el cambio climático. La supervivencia de estos parques nacionales y la biodiversidad que albergan depende de nuestra acción colectiva.
 

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