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El Rey de los Parques Nacionales

Por: PLANVETA  |  Lunes 3 de Junio de 2024

Sumérgete en la exuberante belleza del Parque Nacional El Rey, un tesoro natural escondido en el corazón de Salta, Argentina.
 



En el departamento de Anta, en la provincia de Salta, se yergue una joya natural custodiada celosamente, el Parque Nacional El Rey. Como un secreto bien guardado, este tesoro espera ser descubierto y protegido por quienes se aventuren en su abrazo verde. Situado a 203 kilómetros al este de la capital provincial, Salta, el parque se enclava en las coordenadas 24°42′00″S y 64°38′00″O, entre las imponentes sierras Subandinas, donde la selva tropical despliega su esplendor.

La esencia del parque se entreteje con una biodiversidad exuberante, que abraza las yungas o nimbosilvas y los espacios de transición con el chaco serrano, creando un espectáculo ecológico sin igual. Aquí, el clima tropical marca su ritmo, con temperaturas suaves que oscilan entre los 22 y 25°C, y lluvias que danzan alrededor de los 2000 mm anuales, alimentando la vida que palpita en cada rincón.

Con una extensión de 44 162 hectáreas, el parque se erige como un monumento a la protección desde el 24 de junio de 1948, cuando el presidente Juan Domingo Perón lo consagró mediante el decreto N°18 800/1948. Aunque su estatus como parque nacional no fue ratificado por ley nacional, el mandato de su creación ordenó la expropiación de las tierras, sembrando así la semilla de esta maravilla natural.



Históricamente, las raíces del Parque Nacional El Rey se sumergen en el siglo XVIII, cuando la antigua finca El Rey fungía como bastión en la frontera oriental de Salta y Jujuy bajo el Virreinato del Perú. En 1948, ese mismo terreno inició su transformación para convertirse en el primer Parque Nacional establecido en una provincia Argentina, adoptando su nombre de manera informal pero indeleble.

Sus paisajes, dominados majestuosamente por las serranías de la Cresta de Gallo, se despliegan como un escenario natural, donde los ambientes chaqueños y de las Yungas se entrelazan en una danza de vida. La vegetación, en un juego de alturas, se despliega en pisos o estratos, desde el bosque chaqueño serrano hasta los bosques de pino del cerro y la queñoa, acunando especies como el horco quebracho, el cedro, el palo barroso y el aliso, junto a una rica variedad de epífitas como la bromelia tanque y las orquídeas.

La fauna, en su variopinta danza, da vida al parque con aves como la chuña de patas rojas, la charata y la pava de monte común, junto a corzuelas, pecaríes, lobitos de río, tapires, zorros y pumas, que comparten su hogar con los peces nativos que surcan los ríos y arroyos.



Este santuario natural también guarda en sus entrañas los vestigios de una larga historia humana, desde las comunidades agricultoras precolombinas hasta su paso como fuerte de frontera y estancia, antes de erigirse como el oasis de vida que es hoy.

El Parque Nacional El Rey, con su esencia inigualable y su diversidad desbordante, se erige como faro de conservación y testigo del pasado histórico de la región. Su magia espera ser descubierta, compartida y protegida por generaciones venideras.
 

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