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Los Humedales un beneficio a la humanidad

Por: PLANVETA  |  Lunes 11 de Diciembre de 2023

Ecosistemas donde el agua es el factor determinante de la vida y la diversidad que albergan. Estas áreas, que pueden ser dulces o saladas, permanentes o temporales, cubren solo el 6% de la superficie terrestre, pero son vitales para el bienestar humano y la conservación de la naturaleza.



¿Qué son los humedales y por qué es importante conservarlos?


Los humedales se definen como zonas en las que el suelo está saturado o inundado por el agua durante períodos considerables de tiempo. El agua puede provenir del mar, de los ríos, de las lluvias o de las napas subterráneas. Los humedales se distinguen también por las características particulares de sus suelos y por la presencia de plantas y animales adaptados a las condiciones de humedad. De esta manera, los humedales no son necesariamente transiciones entre los sistemas acuáticos y terrestres, sino que poseen propiedades propias que los diferencian de unos y otros.

Los humedales brindan numerosos beneficios ecosistémicos, es decir, servicios que la naturaleza ofrece a los seres humanos y que contribuyen a su bienestar. Entre estos servicios se destacan: el abastecimiento de agua dulce, la mitigación de sequías e inundaciones, el suministro de alimentos, el albergue de una rica biodiversidad, el almacenamiento de carbono, la depuración de las aguas, la regulación del clima, la recarga de las fuentes de agua subterránea, la conformación de corredores ecológicos y el valor cultural.

¿Se pueden clasificar los humedales? 

Según diferentes criterios las clasificaciones más comunes son por su origen, o la hidrología, o por la vegetación, o por su salinidad.

Según el origen: se distinguen los humedales naturales y los artificiales. Los naturales son aquellos que se forman por procesos geológicos, climáticos o biológicos, como los lagos, los ríos, los pantanos, las turberas, etc. Los artificiales son aquellos que se crean por la intervención humana, como los embalses, los canales, los arrozales, etc.

Según la hidrología: se diferencian los humedales permanentes y los temporales. Los permanentes son aquellos que mantienen una lámina de agua durante todo el año, como los lagos y los ríos. Los temporales son aquellos que se inundan y se secan de forma cíclica o irregular, como las lagunas y los esteros.

Según la vegetación: se reconocen los humedales palustres y los no palustres. Los palustres son aquellos que tienen una cobertura vegetal dominada por plantas hidrófilas o adaptadas al agua, como los juncos, las totoras, las eneas, etc. Los no palustres son aquellos que tienen una cobertura vegetal escasa o nula, como los salares y las playas.

Según la salinidad: se clasifican los humedales dulces, salobres y salados. Los dulces son aquellos que tienen una concentración de sales disueltas menor a 0.5 g/l, como los ríos y las lagunas de agua dulce. Los salobres son aquellos que tienen una concentración de sales disueltas entre 0.5 y 30 g/l, como los estuarios y las marismas. Los salados son aquellos que tienen una concentración de sales disueltas mayor a 30 g/l, como los lagos salados y los salares.




Proteger el beneficio

Debemos entender que la conservación de los humedales es una tarea que requiere la participación y el compromiso de todos los actores involucrados, desde los gobiernos hasta las comunidades locales, pasando por las organizaciones no gubernamentales, el sector privado y la educación. Algunas de las acciones que se pueden realizar para conservar los humedales son:

•    Identificar y caracterizar los humedales: Es necesario conocer la ubicación, la extensión, el tipo, el estado y los valores de los humedales para poder planificar su manejo adecuado. Para ello, se pueden utilizar herramientas como el Inventario Nacional de Humedales, el Sstema de Información sobre Biodiversidad y el Sistema Nacional de Áreas Protegidas.

•    Designar y gestionar áreas protegidas: Las áreas protegidas son una de las principales estrategias para conservar la biodiversidad y los servicios ecosistémicos de los humedales. En Argentina, existen más de 200 áreas protegidas que incluyen humedales, tanto a nivel nacional como provincial y municipal. Algunas de ellas forman parte de la Lista de Humedales de Importancia Internacional (Sitios Ramsar), que reconoce el valor global de estos ecosistemas.

•    Implementar planes de manejo integrado: Los planes de manejo integrado son instrumentos que orientan las acciones para el uso racional y sostenible de los recursos naturales y culturales de los humedales, considerando las necesidades y expectativas de los diferentes actores. Estos planes deben basarse en el conocimiento científico y tradicional, así como en la participación ciudadana.

•    Promover la educación ambiental y la sensibilización pública: La educación ambiental y la sensibilización pública son herramientas fundamentales para generar conciencia sobre la importancia de los humedales y fomentar actitudes y comportamientos responsables hacia su conservación. Se pueden realizar actividades como talleres, charlas, exposiciones, visitas guiadas, campañas, etc., dirigidas a diversos públicos y medios.

•    Fortalecer la cooperación y el intercambio de experiencias: La conservación de los humedales implica afrontar desafíos complejos que trascienden las fronteras administrativas y políticas. Por ello, es necesario establecer mecanismos de cooperación e intercambio de experiencias entre los diferentes niveles de gobierno, las organizaciones regionales e internacionales, las instituciones académicas y científicas, las organizaciones sociales y ambientales.



Los humedales son ecosistemas vitales para la vida en el planeta. Es responsabilidad de todos cuidarlos y respetarlos.
 

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