El ACCTS es un tratado internacional con visión global que une a seis naciones: Costa Rica, Nueva Zelanda, Suiza, Noruega, Islandia y Fiyi. Su misión es enfrentar dos desafíos fundamentales de nuestra era: el cambio climático y la sostenibilidad. Mediante estrategias comerciales innovadoras, el ACCTS pretende demostrar que el comercio internacional puede coexistir con la protección del medio ambiente.
Los pilares del acuerdo
Lucha contra el cambio climático: El ACCTS se compromete a minimizar las emisiones de gases de efecto invernadero y fomentar prácticas comerciales más sostenibles. Esto se traduce en incentivos para la adopción de tecnologías limpias y la disminución de subsidios a los combustibles fósiles.
Promoción de la sostenibilidad: El acuerdo incentiva el intercambio de bienes y servicios ecológicos. Propone, por ejemplo, la eliminación de aranceles a bicicletas y sus componentes, así como estímulos para la adquisición de paneles solares o turbinas eólicas. Además, establece normas de etiquetado verde para informar a los consumidores sobre el impacto ambiental de los productos.
Exclusión de productos agrícolas: A pesar de ser un acuerdo comercial amplio, el ACCTS excluye específicamente los productos agrícolas debido a las particularidades y complejidades del sector, que requieren enfoques específicos.
Acuerdos y economía global
Impulso a las industrias sostenibles: El ACCTS podría catalizar sectores emergentes, como el de los vehículos eléctricos. Al promover tecnologías limpias y prácticas comerciales responsables, se crearía un ambiente propicio para la innovación y la inversión.
Nuevas oportunidades comerciales: Las empresas de los países miembros tendrían acceso preferencial a mercados con altos estándares ambientales. Esto podría incrementar las exportaciones de productos sostenibles y generar empleo.
Desafíos económicos: Aunque el acuerdo busca armonizar comercio y sostenibilidad, podría enfrentar desafíos en términos de adaptación y costos para algunas industrias. Sin embargo, a largo plazo, se espera que los beneficios superen las dificultades iniciales.
El ACCTS representa un paso audaz hacia un futuro más sostenible, donde el comercio internacional y la protección ambiental no son mutuamente excluyentes. Su éxito dependerá de la cooperación entre los países participantes y su compromiso con un mundo más verde y equitativo.
Un hito en la lucha contra el cambio climático
El Acuerdo sobre Cambio Climático, Comercio y Sostenibilidad fue creado para enfrentar dos desafíos globales cruciales: el cambio climático y la sostenibilidad. Fue lanzado oficialmente en septiembre de 2019 durante la Cumbre de Acción Climática de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York. La iniciativa fue impulsada por seis países miembros de la Organización Mundial de Comercio: Costa Rica, Nueva Zelanda, Noruega, Suiza, Islandia y Fiyi.
La creación se produjo en un contexto de creciente conciencia sobre los efectos devastadores del cambio climático y la necesidad de tomar medidas urgentes. Los países fundadores reconocieron que el comercio internacional, si se gestiona correctamente, puede ser una herramienta poderosa para promover la sostenibilidad ambiental.
El camino hasta ahora
El proceso de construcción del Acuerdo Internacional comenzó en junio de 2020 con una reunión introductoria virtual de los coordinadores de negociación. Desde entonces, se han llevado a cabo varias sesiones de trabajo.
Los países que lanzaron la negociación del ACCTS concretaron el acuerdo mediante un proceso ambicioso, flexible, transparente, expedito y que contribuyo a reforzar el Sistema Multilateral del Comercio basado en reglas. Los miembros han manifestado siempre su interés en que el proceso de negociación logre un acuerdo de alta calidad en el menor tiempo posible.
Es temprano para evaluar completamente los efectos del ACCTS, se espera que este acuerdo tenga un impacto significativo en la economía mundial. Al fomentar tecnologías limpias y prácticas comerciales responsables, el ACCTS podría impulsar sectores emergentes, como el de los autos eléctricos. Además, las empresas de los países participantes tendrían acceso preferencial a mercados con altos estándares ambientales, lo que podría aumentar las exportaciones de productos sostenibles y generar empleo.
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